Una madre quiere saber cuál es la misión de su vida, y ya la está haciendo: formar amorosamente a su hijo.
Un agricultor quiere saber cuál es la misión de su vida, y ya la está haciendo: brindar alimento a las personas.
Un esposo quiere saber cuál es la misión de su vida, y ya la está haciendo: ser apoyo y avanzar juntos.
La misión es expandir nuestra conciencia y acrecentar nuestro amor y, de una u otra forma, con mayor o menor éxito, e independientemente de la posición en que la vida nos haya puesto, ya la estamos haciendo.
No se trata de grandes cosas; se trata de pequeñas cosas sostenidas en el tiempo.
La lluvia no es un bloque de agua, sino una sucesión de gotas.
Una playa no es un bloque de arena, sino una sucesión de granos.
Un bosque no es un bloque de madera, sino una sucesión de árboles.
Lo que uno piensa que es pequeño es lo difícil de hacer, y es la sucesión de lo que uno piensa pequeño lo que configura lo grande, lo digno de tener.