
Desde hace mucho tiempo existe un plan de los globalistas que consiste en socavar la integridad y honra de las instituciones nacionales de cada país infiltrándolas con elementos humanos que cometan, promuevan o faciliten la comisión de actos degradantes.
A su vez este plan contempla la comisión, promoción, facilitación y hasta escenificación de actos de vandalismo que siembren división, pánico, ira, confusión, que dirijan la opinión de las masas hacia determinados objetivos y que le hagan perder la confianza en sus instituciones y en el mismo ser humano.
Cuando se pierde la confianza en los gobiernos nacionales, entonces sólo quedará clamar por un gobierno supranacional, global. ¿Ves cómo ahora encaja? El plan es tan abarcativo, tan sutil en algunas de sus formas, tan maligno.
J. Lallemant