“La gente pide cosas tan sin importancia. Pide dinero, una casa, un carro, que el hijo no se les muera, que se curen de tal enfermedad, etc. Es decir, no es que en algún momento alguna de todas estas cosas no sean importantes, pero sí que hay algo más importante. Ese algo más importante es ELIMINAR NUESTROS DEFECTOS. Ese algo más importante es nuestra propia felicidad”.
Lo que debemos pedir a nuestro Padre Interior
Lo único importante en la vida es eliminar todos y cada uno de nuestros defectos. Nada, absolutamente nada es más importante que esto.
Nada, absolutamente nada es más importante que lograr nuestra propia felicidad.
Nada, absolutamente nada es más importante que encarnar a nuestro propio Padre que está en los cielos.
El que elimina sus propios defectos elimina la causa de su dolor y de sus desdichas y, por lo tanto, elimina, en forma directa, la causa de la infelicidad. El que elimina sus defectos, por consecuencia lógica, alcanza la felicidad. Y el que encarna a su propio Padre que está en los cielos alcanza la felicidad. Él es la máxima felicidad. La felicidad nos lo da todo pero nos exige la renuncia de todo.
¿Verdad que la suma de todo ello es lo único importante en la vida? Ahora bien, es claro que no podemos tener esto de una forma gratuita; de modo que si lo queremos tenemos que trabajar. LUCHAR CUESTE LO QUE CUESTE PARA QUE NADA NI NADE NOS ARREBATE LA DICHA DE ELIMINAR AL MALDITO EGO, PARA QUE NADA NI NADIE NOS ARREBATE LA FELICIDAD SIN LÍMITES NI BORDES.
Y es evidente que para ello no estamos solos; están nuestros Padres que nos van a ayudar siempre. Está nuestra Divina Madre que acude cada vez que le suplicamos. Nosotros, sin ella, seríamos unos seres condenados a las sombras. ¿Te imaginas lo que sería tener un defecto y descubrirlo y comprenderlo, pero no tenerla a ella para suplicarle que lo elimine? Eso sería peor que el infierno porque equivaldría a que estaríamos condenados a tener ese defecto siempre, condenados a sufrir, condenados a reprimir el ego u ocultarlo en determinado rincón de la mente.
Así las cosas, debemos convertirnos en unos guerreros dispuestos a dar la vida si es preciso, a morir en medio de la guerra, pero luchando, peleando hasta el final.
DEBEMOS VENCER A SATÁN. Así parezcamos desfallecer en el intento, pero debemos levantarnos aun cuando sangren nuestros pies. ASÍ ES COMO SIEMPRE HAN LOGRADO LOS INICIADOS LA VICTORIA.
Y para vencerlo necesitamos un conjunto de varias virtudes, entre ellas:
- Comprensión
- Voluntad
- Fuerza
- Firmeza en el propósito
- Amor
Es indudable que en este proceso no importa el dinero, no importa el prestigio, los títulos, no importa perder propiedades, no importa perder un brazo, una pierna, un ojo, etc. Es preferible estar dispuesto a perder un ojo y entrar tuerto en el cielo, que entrar con los dos ojos a ver las sombras del infierno; es preferible perder una parte del cuerpo, pero no perder el alma en lo profundo del Abismo. El cuerpo es sólo una envoltura, un vestido pasajero, y tenemos la eternidad por delante.
Si usted no está preparado para perder al ser más querido NO ESTÁ PREPARADO PARA SER FELIZ.
Si usted cree que es más importante todo el dinero del mundo que eliminar un defecto NO ESTÁ PREPARADO PARA SER FELIZ. Ese defecto que quede vivo es nuestra desgracia, por más minúsculo o gigante que sea porque esa semilla aparentemente inofensiva se regará por toda nuestra tierra y engendrará una plaga. Sin embargo, uno es tan tonto que pide cosas sin la menor importancia. Cosas, por supuesto, que vienen del mundo y que están orientadas al mundo. Pero, cuando muramos ¿nos vamos a llevar, acaso, todas esas cosas de mundo para la eternidad? Uno solamente tiene lo que es por dentro, y eso que es por dentro irá con nosotros hasta los confines del universo; no podremos escapar de ello. Si lo que somos por dentro es un manojo de defectos, no podremos escapar del dolor y del sufrimiento; no podremos escapar de riñas, dudas, sospechas, ansiedades, tabernas, disputas, borracheras, infidelidades, traiciones, etc., etc.
Por eso es necesario, urgente, inaplazable, impostergable, morir. El objetivo de la vida es morir. Y el que no muera diariamente, como confiesa San Pablo que lo hacía (1 Cor 15: 31), está perdiendo el tiempo miserablemente.
En principio, es necesario tener y/o pedir comprensión. Y nunca dejaremos de comprender algo nuevo. Cada vez surgirá un poco de comprensión, un entendimiento mayor. La inteligencia es superior a la capacidad de memorizar, pero la comprensión es superior a la inteligencia. Hay personas muy inteligentes que no saben vivir –para saber vivir hay que saber morir–. Saber vivir no es, pues, cuestión de inteligencia.
Si usted, por ejemplo, comprende todo lo que venimos hablando se dará cuenta que es verdad que LO ÚNICO IMPORTANTE EN LA VIDA ES ELIMINAR NUESTROS DEFECTOS. SI USTED COMPRENDE QUE LOS DEFECTOS SON LA CAUSA DIRECTA DE NUESTRA INFELICIDAD entonces ya se habrá dado un primer paso. Ahora sólo quedará actuar.
Si uno comprende que el ego me amarga y me hace infeliz, entonces pongo manos a la obra y me doy a la tarea de eliminarlo. Sin embargo, para que eso suceda necesito también VOLUNTAD. Uno podría comprender, por ejemplo, la necesidad de mover una piedra de un determinado lugar a otro; pero si no tiene voluntad ¿lo va a hacer? Es evidente que no. Entonces, es necesario tener voluntad.
Ahora bien, en el caso de que ya haya comprendido la necesidad de mover la piedra, y que tenga la voluntad de moverla, se necesita una cosa más: FUERZA. Si uno tiene fuerza puede realizar prodigios a la manera de Sansón.
Pero esa fuerza debe ser sabiamente encaminada, sabiamente dirigida. En este punto queremos llamar de nuevo la atención sobre la COMPRENSÓN. La comprensión nunca desaparece (esa comprensión es a un tiempo inteligencia y sabiduría). Alguien podría tener toda la fuerza del mundo, pero si no comprende que la piedra ha caído en un hueco, y de repeso quizás está haciendo fuerza hacia abajo, hundiendo más la piedra, VA A FRACASAR. NECESITAMOS LA COMPRENSIÓN, LA SABIDURÍA QUE PROVIENE DEL PADRE.
En este sendero a veces nuestros demonios internos, que son tan astutos, hacen estrategias para hacernos caer (ES UNA GUERRA Y TODO VALE, TODO ES LEGÍTIMO), se camuflan, se esconden, cambian el orden de su aparición, su repetitividad, etc., de modo que todo se vuelve tan oscuro que la más difícil partida de ajedrez y necesitamos un rayo de luz que nos ilumine, necesitamos la comprensión. En este sentido LA COMPRENSIÓN RESUELVE LO QUE LA FUERZA NO.
Ahora bien, podríamos hasta este punto haber tenido comprensión, voluntad y fuerza, pero si no tenemos FIRMEZA EN EL PROPÓSITO podríamos fracasar. SI LA PIEDRA CAE MIL VECES EN EL MISMO HUECO O EN OTROS MIL HUECOS MÁS y no tenemos la suficiente firmeza en el propósito PODRÍAMOS FRACASAR. Esa firmeza en el propósito es tenacidad, esa firmeza en el propósito es voluntad constante, perseverancia, persistencia, resistencia.
Sin duda, si logramos estas virtudes estamos a un paso de LOGRAR LA VICTORIA. Y sólo nos falta una cosa: EL AMOR. Si uno no tiene amor no tiene nada; el amor todo lo puede, el amor todo lo da; el amor lo sufre todo, el amor es inmortal.
El amor lo iremos logrando como consecuencia de nuestro trabajo interior, a medida que eliminemos nuestros defectos brillará la luz de nuestra Esencia, la luz de nuestro Padre Interior.
El amor es incompatible con el odio, con la ira, con las riñas, con la soberbia, con el orgullo, etc. Y todo eso mora dentro de nosotros. De modo que podríamos pedir tener amor, y hasta quizás viniera; pero al hallar dentro de nosotros semejante incompatibilidad lo más probable es que se marchara. No significa esto que no tengamos un PRINCIPIO DE AMOR. Ese principio de amor es el que nos impulsa, el que nos anima por ejemplo, a luchar por nuestra felicidad (una cosa es un momento de alegría, otra muy diferente es la felicidad, que es eterna).
Es necesario, en principio, pedir y tener algo de comprensión, que es la que nos va a permitir CONOCER LA VERDAD, lo real, lo verdadero, lo que no pasa.
Necesitamos también voluntad y fuerza porque son las que nos van a permitir HACER. Se necesita VOLUNTAD DE ACERO pues sólo triunfará EL QUE SE LEVANTE SIEMPRE. “No son las pérdidas ni las caídas lo que nos hace fracasar en la vida, sino nuestra falta de coraje para levantarnos y seguir adelante”.
NECESITAMOS GUERREROS QUE SE LEVANTEN SIEMPRE, CUESTE LO QUE CUESTE. El que se levante siempre ese ha de ser el que triunfe. Si está dispuesto a levantarse hasta la eternidad pues en algún momento debe eliminar el yo, el ego, el defecto, el maldito Satán interior. Si uno está dispuesto a levantarse siempre alguien tiene que rendirse. Pero si uno está dispuesto a levantarse siempre pues el que tendrá que rendirse es el ego. Entonces, en algún momento de esos debe surgir la comprensión, en algún momento de esos TIENE QUE MORIR EL EGO. Y así paulatinamente iremos conociéndolo con mayor profundidad. Y así paulatinamente ira surgiendo la virtud de la paciencia, de la perseverancia, de la serenidad, de la esperanza. Así paulatinamente irá surgiendo el AMOR. El AMOR es algo que no tenemos. Las gentes dicen unirse para hacer, construir el AMOR, pero lo que hacen no es otra cosa que destruirlo.
El ego busca hacernos caer para que perdamos la esperanza, pero NO DEBEMOS DESFALLECER. DEBEMOS JURAR AHORA Y DE UNA VEZ POR TODAS QUE VAMOS A LUCHAR HASTA QUE EL MALDITO EGO SE CONVIERTA EN POLVAREDA CÓSMICA, CUESTE LO QUE CUESTE, HASTA EL FINAL. Y aunque nos logre hacer zancadilla y caigamos en el lodo y el maldito ego aplaste nuestra cara contra el lodo y caigamos a lo más profundo, y HASTA PERDAMOS LA ESPERANZA, desde allí debemos blandir la espada, desde allí debemos invocar a nuestra ADORADA DEVI KUNDALINI. Nuestras peticiones no serán en vano, nuestras lágrimas no serán en vano y ella nos dará la victoria.
Pero es necesario persistir y resistir, es necesario siempre pedir comprensión, vuerza, firmeza en el propósito y amor.
¡QUE VIVA EL CRISTO HASTA LA CONSUMACIÓN DE LOS SIGLOS!